Soy apasionada y vehemente, me tomo las cosas a pecho. Perfeccionista en el trabajo y siempre enfocada a hacer las cosas muy bien. Por ello no es de extrañar que siempre esté esperando lo extraordinario y que, más de una vez, me rebele ante algunas situaciones. Esto es, a menudo, una cualidad para la consecución de mis metas, pero, también puede ser un gran defecto si sucumbo al torbellino de la preocupación.
Todavía resuena en mis oídos la voz de un buen amigo cubano: “¡No cojas lucha, mujer!” que me repetía muy a menudo cuando me veía ansiosa o muy preocupada ante las diferentes situaciones problemáticas que se presentan en el día a día.
Esta expresión, típicamente cubana, viene de “No cojas lucha que la caña es mucha.” Y literalmente significa que no te preocupes tanto, que hay que tomarse las cosas con calma y no ofuscarse con los problemas. Y, desde luego, el esforzado pueblo cubano ¡de problemas sabe un montón! Me admira su capacidad para no dejarse arrastrar por el desánimo y enfocarse en la solución con su proverbial: “Inventaremos algo”.
¿Importa la actitud de una persona para resolver un problema?
¿Hasta qué punto influye la actitud, más allá de las capacidades y habilidades de dicha persona, para enfrentarse al problema?
¿Qué ayuda más para resolverlo? ¿Preocuparse intensamente –Coger lucha– o tomarse las cosas con más calma?
¿En que ayuda tomárselo con más calma? ¿Qué recursos se activan?
El mejor estado para enfrentarse a la vida, a lo bueno y a lo menos bueno, es el estado de flujo.
El término “fluir” es una metáfora para describir la sensación de acción sin esfuerzo que se experimenta en los momentos en que siente que estás tomando el timón de tu vida.
Todos hemos vivido momentos de “fluidez” en algún momento o en alguna actividad, como jugando al ajedrez, leyendo un buen libro, realizando alguna tarea manual, escuchando música, haciendo deporte, escribiendo, etc. Momentos en los que no hemos reparado en el tiempo (“se me fue el santo al cielo”)
Son actividades que tienen en común el disfrute en sí misma de la actividad, y la retroalimentación positiva porque nos damos cuenta de inmediato que lo estamos haciendo bien, ya que ese estado de “fluidez” se produce cuando hay un equilibrio perfecto entre el reto/actividad que realizamos y nuestras capacidades para enfrentarnos a él.
Dice Mihaly Csikszentmihalyi en su libro “Aprender a Fluir”:
“Si los desafíos son demasiado altos, nos quedamos frustrados, después preocupados y, por último, ansiosos. Si los desafíos son demasiado bajos con relación a nuestras capacidades nos sentimos relajados y después aburridos. Si percibimos que los desafíos y las capacidades presentan un bajo nivel nos sentimos apáticos.
Pero cuando tenemos que enfrentarnos a un alto nivel de desafíos que implica la aplicación de un alto nivel de capacidades, es probable que se produzca una profunda participación y es esta la que separa los estados de fluidez de las experiencias ordinarias.”
Y lo ilustra con este esquema:
El estado de flujo se suele aplicar casi siempre a experiencias positivas y que conseguimos realizar con un esfuerzo proporcionado a nuestra capacidad.
Pero, ¿y si pudiéramos también fluir con la resolución de las situaciones no deseadas de nuestra vida?
No coger lucha, ocuparse en la resolución, no encallar en las dificultadas y fluir con los problemas
Mi resumen personal es que no hay que tener miedo a los desafíos, por grandes que sean, de lo que se trataría es de incrementar nuestras capacidades para gestionar mejor y resolver satisfactoriamente dichos desafíos.
De manera que, aceptando la incertidumbre tengamos al mismo tiempo la confianza en que todo lo resolveremos bien.
Frank Fajardo Romo. dice
Excelente. Me gusta mucho esta propuesta.
Isabel Sales dice
Gracias por leerme Frank 😉 Un cordial saludo!
Olga dice
Gracias Isabel por ayudarnos siempre a sentirnos mejor y con más confianza en las situaciones. Me ha ayudado mucho tu reflexión de hoy para seguir adelante!
Isabel Sales dice
Gracias Olga! Tengo la firme creencia de que todos nos ayudarnos mutuamente y que podemos servirnos de inspiración! Un afectuoso saludo!
A. dice
¿Aplica esto también a la labor creativa? El diagrama del señor de nombre impronunciable me ha dejado muy tocado. Llevo un año escribiendo una novela de la que apenas estoy por completar la primera parte de las cuatro en que consiste, y ni siquiera es extremadamente extensa, aunque tampoco corta. No sé. Analizando el esquema, el proyecto es de desafío alto, por lo que si no estoy experimentando fluidez, eso solo puede significar que mi destreza no se encuentra a la altura del desafío, en cuyo caso me hallo en el segmento de activación (sea lo que sea que esto signifique).