Es en los momentos de decisión cuando se forja nuestro destino
Tony Robbins
Decidir es un proceso mediante el cual elegimos entre diferentes opciones en un momento dado en una situación concreta en un área de nuestra vida.
El ser humano está siempre tomando decisiones.
Podemos elegir de una manera más racional o emocional, de manera consciente y razonada o dejándonos llevar por la intuición, por lo que sentimos en nuestro cuerpo o por lo que creemos que nos conviene.
Muchas veces, incluso, decidimos sin ni siquiera darnos cuenta de que estamos tomando una decisión. Hasta cuando «decidimos» no decidir, estamos también eligiendo, eligiendo dejar en manos de los demás, del azar o de lo que sea nuestra responsabilidad.
No son las condiciones sino las decisiones las que equivalen al destino.
La vida es la suma de todas las decisiones que hemos tomado en el pasado y las que tomamos continuamente, que no solo influyen en nuestro presente sino que van a determinar nuestro futuro: qué estudios iniciar, qué tipo de trabajo realizar, dónde vivir, con quién compartir mi vida, o simplemente decidir si el zumo que voy a tomar ahora será de piña o de naranja!
Grandes decisiones y pequeñas decisiones, decisiones voluntarias y decisiones a las que nos sentimos forzados, pero todas ellas tienen algo en común: la renuncia. Porque toda decisión implica renunciar a todo lo que no elijo.
Por ello, a veces, tratamos de engañarnos no tomando una decisión, como si de esta manera no estuviéramos renunciando a nada. Pero esto no es posible, si no elijo por mí misma, otro lo hará (otra persona, el tiempo, las circunstancias, etc.) y el resultado en cuanto a la renuncia del resto será el mismo. Pero con la gran diferencia de que la decisión no habrá sido nuestra.
De ahí la importancia de ser conscientes de cuál es nuestro estilo de decisión.
Estos son algunos de los estilos más habituales:
- Tomar el mínimo posible de decisiones para esquivar las responsabilidades que conllevan (sin pensar que no tomar una decisión es en sí mismo una decisión).
- Considerar diferentes posibilidades, elegir una de ellas y comprobar que se encuentra en armonía con mis metas y mi misión en la vida.
- Seguir mi intuición, sin pensar demasiado en los detalles ni analizar muy profundamente.
- Identificar lo que creo mejor para mí y luego buscar confirmación en alguien.
- Escuchar mi vocecita interior y a continuación buscar argumentos lógicos y racionales que la apoyen o la contradigan.
- Sopesar los pros y los contra de cada una de las opciones.
- La misma que la anterior, pero hasta llegar al agotamiento y la parálisis¡!
- Esperar a estar 100 x 100 segura. ¿Cuánto tiempo? A veces si se sabe, hasta llegar a la parálisis de tanto análisis.
- Otros estilos ….
Aprovecha esta semana para descubrir cuál es tu mecanismo de toma de decisiones, el que más utilizas habitualmente. Observa cuáles con sus puntos débiles, si te provoca dificultades en la vida, si te priva de disfrutar experiencias gratificantes. Si es así, plantéate si sería conveniente realizar algunos ajustes a dicho mecanismo. Y, decídelo, claro! 😉
Arelys dice
Excelente artículo me gustaría continuar recibiendo información de diferentes artículos a través de mi correo
Muchas gracias
Isabel Sales dice
Gracias por leerme Arelys! Será un placer enviarte a tu correo mi newsletter quincenal E-Motivation, en ella no solo figuran estos artículos que aparecen en el Blog sino que comparto con mis lectores experiencias mucho más personales. Puedes suscribirte gratuitamente haciendo click aquí: https://isabelsales.com/un-regalo/ Recibirás también mi Guía gratuita para descubrir tu pasión. Un afectuoso saludo 😉
Arelys dice
Excelente artículo me gustaría continuar recibiendo información de diferentes artículos a través de mi correo
Muchas gracias
PREMA dice
EXCELENTE ISABEL. MUY BUEN ENFOQUE DE UN TEMA TAN IMPORTANTE Y DE DIARIO RESOLVER. GRACIAS
arturo kortazar azpilikueta martikorena dice
Todos elegimos durante la vida, queramos o no, estamos obligados sin querer, ya sea por acción u omisión, libremente o forzado, con conocimiento o con ignorancia, lo complicado es vivir con ello, si te has equivocado, porque tenemos que aceptar muchas veces las elecciones de otros si no queremos perderlos, y asumir las consecuencias sin tener ninguna culpa de los errores ajenos, no hay nadie que nos pueda ayudar con eso. Porque no decidir también es decidir.
Una elección o decisión, ya sea positiva o negativa, buena o mala, no va siempre reconocida por los demás, de los familiares o amigos, sino por aquellos actos que posteriormente, siempre se conoce los resultados después no antes, nos hagan sentirnos a gusto con lo obtenido, aunque luego nos hayamos podido equivocar. Siempre elegir supone un pesar, algún tipo de pérdida, porque tenemos que optar solamente por una de las muchas opciones disponibles, ya que no podemos elegirlo todo, solo una de ellas. A veces enfrentarse a esa disyuntiva de perder, nos hace optar a no elegir nada, es decir, a inhibirnos, y que sean otros los que decidan por nosotros, pero eso no nos quita ninguna responsabilidad sobre lo pasado, eso sí, nos hará que nos sintamos mucho peor por no haber cometido nosotros mismos los errores.
ARTURO KORTÁZAR AZPILIKUETA MARTIKORENA ©