La ilusión es la otra cara de la realidad para la filosofía del Tao. Lo que parece real puede ser irreal, lo que creemos lleno en realidad puede estar vacío, lo que se nos muestra débil de hecho puede ser fuerte. En este universo podemos ver que algo es bello porque lo comparamos con algo feo. Lo bello y lo feo son dos caras de la misma moneda.
La filosofía del Tao ve todo el universo como una ilusión engañosa. El mundo no es real, no es más que el sueño de lo divino, pero a los humanos nos lo parece.
¿Y qué aprendizaje práctico para nuestro día a día podemos sacar de este aspecto de la filosofía taoísta?
Aprovechemos las ilusiones a nuestro favor en la realidad que creamos.
En otras palabras, antes de conocer nuestra esencia, lo que llega a la otra persona es nuestra apariencia. Esa apariencia evoca y produce una serie de impresiones en función del propio interlocutor, así como de las circunstancias culturales, sociales, económicas, familiares, etc.
¿Qué es más “real” la apariencia o la esencia?
Antes de responder lo que crees que es la respuesta evidente, piensa por un instante …
… Imagínate una bandeja de caramelos con envoltorios rotos o manchados. ¿Elegirías comerte un caramelo con ese mal aspecto por muy bueno que te dijesen que es?
Muy posiblemente nunca sabrías si es bueno porque no lo abrirías, puesto que el exterior ya está creando en ti una «ilusión”, en este caso negativa y nada atrayente, sobre el interior.
Esa «ilusión» puede o no coincidir con lo que consideramos que somos «en realidad» en el fondo de nuestro ser, en nuestra esencia.
Imaginemos el estilo como el envoltorio de un producto y la sustancia como el producto mismo. Necesitas ambos. A menos que presentes un envoltorio atractivo, será muy difícil que alguien se interese en saber qué hay en el interior. Esto puede referirse a un producto concreto o a nivel general aplicarse a uno mismo.
Y no me estoy refiriendo sólo a la belleza exterior o a la ropa, sino también, y especialmente, a tu actitud ante la vida, a tu sonrisa, a tus movimientos, a tus expresiones faciales, a tu lenguaje corporal, a tu manera de hablar. A todo ese conjunto que conforma tu estilo, que va más allá de la edad o de las modas y que de alguna manera conecta tu esencia con tu apariencia.
Mi deseo es que la realidad sea coherente con la ilusión y que la ilusión transmita la realidad que tú eres. ¡Feliz semana!
Sugey siccha dice
Estimada Isabel
Junto con saludarte me gustaría saber y recibir más información sobre crecimiento personal y como derribar mis miedos y cumplir mis sueños que son pocos pero grandes.
Isabel Sales dice
Gracias por tu comentario Sugey.
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¡Un cordial saludo!