Con todo lo que sucede en el mundo es fácil dejarse llevar por el estrés y la preocupación, olvidando de qué trata realmente la vida. Nuestra atención se desvía en muchas direcciones mientras intentamos hacer varias cosas a la vez. En medio de las prisas nos agobiamos por las expectativas que tenemos acerca de nosotros mismos, de nuestros resultados, de los demás y del mundo exterior.
Esto nos lleva muchas veces a sufrir sin querer porque nos centramos en lo que no está bien en la vida, ya que los problemas y lo negativo siempre está disponible a nuestra atención.
Sin embargo, todo cambiaría si pensáramos que la vida la vida consiste en encontrar alegría y sentido en cada momento, incluso en medio de un mundo agitado porque siempre hay una oportunidad de encontrar alegría y sentido tanto en los buenos momentos como en los altibajos de la vida en lo más profundo de nuestro corazón.
La próxima vez que te des cuenta de que andas ocupado y corriendo de un lado a otro recuerda hacer una pausa, respirar y observar la belleza de la vida.
Porque la vida en sí misma es ya el mayor regalo.
Y hay muchos regalos más a nuestro alrededor: la sonrisa amable de un anciano, la risa de un niño, el consuelo de un amigo, un aroma que nos embarga, una melodía que nos hace soñar o una flor solitaria que brota del cemento. Cuando nos sintonizamos con el aquí y ahora, vemos la asombrosa realidad de la vida, una realidad que revela cuánta alegría, bondad y amor existen realmente en el mundo.
Si hacemos una pausa y reflexionamos tendremos la oportunidad de ver el regalo del amor en nuestras vidas todos los días, imaginar la alegría y la paz interior conectando con otras personas a las que podemos aportar más alegría, paz y amor.
Los desafíos y los problemas que enfrentamos también son oportunidades para bendecir a los demás. Nos llevan al crecimiento y fortalecen nuestra capacidad de hacer más, dar más y compartir más.
En definitiva, lo que da sentido a nuestra vida no es lo que conseguimos, sino en quién nos convertimos y qué aportamos. Cuando seamos capaces de ver todo es un regalo: la vida, el trabajo, la contribución, el impulso, el amor, el crecimiento, podremos llegar a vivir en armonía, aportando al mundo nuestra compasión, nuestra empatía, nuestra generosidad y nuestra bondad.
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«El poder de la atracción” de Joe Vitale
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