El domingo pasado, mientras regaba las plantas de mi terraza, me encontré un trébol de cuatro hojas.
No en medio de un campo irlandés ni en un exótico y lejano lugar, sino en una maceta de mi casa. Y, además, mezclado entre las malas hierbas que estaba arrancando.
¡Es la primera vez en la vida que me ocurre! ¡Y estuve a punto de arrancarlo sin darme cuenta de lo que tenía entre las manos!
Se calcula que hay 1 trébol de 4 hojas por cada 5.000 tréboles de 3 hojas. Por lo que la probabilidad de encontrarte 1 trébol de 4 hojas es de un 0,02 %
Y, para rizar el rizo, la probabilidad de que te lo encuentres en tu propia casa en una maceta mezclado entre malas hierbas es del 0,0002 % (le he preguntado a la IA)
Ese símbolo universal de la suerte me hizo pensar que todos hablamos de suerte, de buena suerte, de mala suerte, pero sin realmente profundizar mucho en su significado.
¿Existe la suerte o la creamos? ¿Qué diferencia hay entre quien parece “nacido con estrella” y quien siempre tropieza con la misma piedra?
La palabra “suerte” es una de las más usadas y menos comprendidas. Decimos “tuvo buena suerte” para justificar éxitos ajenos o “qué mala suerte” para explicar lo que no controlamos o que no conseguimos por nuestros medios.
Séneca decía:
La suerte es lo que ocurre cuando la preparación se encuentra con la oportunidad.”
Para él la suerte no era magia sino un punto de encuentro entre la acción consciente y el momento adecuado.
¿Es posible que ese punto de encuentro se pueda “provocar”?
Podemos encontrar diferentes interpretaciones entre filósofos y científicos:
Immanuel Kant afirmaba que el azar es solo una ilusión:
Lo que llamamos casualidad no es sino nuestra ignorancia de la causa.”
Maquiavelo era más pragmático:
La fortuna gobierna la mitad de nuestras acciones, pero la otra mitad depende de nosotros.”
Para Schopenhauer, la suerte era la fachada del caos:
El destino mezcla las cartas, y nosotros jugamos.”
Albert Einstein dudaba del azar puro. Pero también admitía el misterio del destino::
Dios no juega a los dados con el universo.” “La coincidencia es la forma en que Dios permanece anónimo.”
¿Qué opinas tú?
¿Crees, como Kant, que todo tiene una lógica, aunque no podamos verla, y, que, por lo tanto, la suerte no es un capricho sino una consecuencia que aún no comprendemos?
¿O piensas, como Maquiavelo y Schopenhauer que, aunque la vida reparte las cartas y no podamos controlarlas sí que podemos controlar nuestra actitud y actuar sin quedarnos pasivamente a esperar?
¿O prefieres la idea de Einstein de que la suerte es el resultado de interacciones invisibles entre acción, energía y conciencia?
Hay diferentes “tipos” de suerte:
1. La suerte que te encuentra
Llega cuando estás atenta, presente y abierta. Si tu mente vive distraída, el azar puede pasar delante sin que lo veas, como casi me pasa a mí al confundir el trébol de cuatro hojas con una mala hierba. Por lo que entrenar el músculo de la atención es la primera forma de atraer suerte.
2. La suerte que provocas
Aparece cuando actúas sin garantías, con miedo, pero dispuesta a abrazar la incertidumbre. Cuantas más decisiones tomas, más probabilidades creas. El movimiento genera casualidades. Es la forma en que tuve la “suerte” de conocer a Tony Robbins y trabajar con él desde hace veinte años 😉
3. La suerte que construyes
Es la más poderosa. Se crea con formación, aprendizaje y crecimiento personal. Germina en lo que haces, en lo que aprendes, en los riesgos que asumes. No aparece de repente: florece cuando estás preparada para verla.
Tony Robbins lo resume así: “Si quieres tener más suerte, aumenta tu nivel de acción y de conciencia.”
¿Cómo mejorar la suerte?
Te propongo varias ideas:
- Aprende constantemente. La formación te da perspectiva y capacidad de acción.
- Rodéate bien. Las personas con energía y propósito amplían tus probabilidades de éxito.
- Asume riesgos pequeños y medidos. El movimiento atrae coincidencias.
- Desarrolla tu inteligencia financiera. No se trata solo de dinero, sino de autonomía.
- Agradece y registra tus “buenas suertes”. Reconocerlas entrena tu mente para ver oportunidades, por pequeñas que sean.
- Quizá la mala suerte, que a veces creemos tener, no sea más que una suerte que aún no hemos comprendido. Nos evita males mayores o nos prepara para bienes mayores, ¡quién sabe! 😉
En resumen, la suerte puede ser un regalo del universo a veces. En otras ocasiones, aparece cuando estás preparada, formada y decidida.
En cualquier caso, pienso que es mejor dejar de esperar y empezar a actuar.
Así que si hoy, como yo, encuentras tu propio trébol de cuatro hojas, aunque sea en una maceta cualquiera, sonríe, agradece, no es casualidad, es señal de que algo en ti ha estado creciendo bien. Ahora toca descubrirlo 😉
LIBRO RECOMENDADO: (Haz clic en la imagen.)
«La buena Suerte” de Alex Rovira
👉 Si quieres construir tu propia suerte, empieza por entrenarte.
Descubre cómo mi programa Libertad Financiera puede ayudarte a convertir tus decisiones en oportunidades reales.
Conócelo aquí → isabelsales.com/curso-libertad-financiera
***El Programa de Coaching Financiero que te ayudará a cambiar tu relación con el dinero, a establecer tus metas financieras, a reducir tus gastos, a liquidar tus deudas con más rapidez y a tomar acción masiva para
iniciar tu camino hacia la libertad financiera. (Haz clic en la imagen para más información)



Interacciones con los lectores