A poco que observes con cierta curiosidad y detalle las personas de tu alrededor te darás cuenta de que nuestra cultura da más importancia a la preocupación que a la acción.
Es como si creyésemos que preocupándonos todos continua e intensamente sobre un determinado tema, incluyendo lo que arrastra la preocupación de ansiedad, miedo, desenfoque de otros temas transcendentes, etc., quizás podría solucionarse el problema. Que la solución llegará simplemente por el mero hecho de preocuparse mucho, ya que no estamos hablando de tomar acción.
¿Por qué caemos una y otra vez en la preocupación? ¿En qué se fundamenta? ¿En qué nos es útil?
El Dr. Wayne W. Dyer explica que la preocupación realmente es muy rentable para el ser humano en cierto sentido ya que nos es muy útil como medio totalmente justificable socialmente para conseguir una serie de retribuciones.
Estas son las 6 ventajas de preocuparse:
- La preocupación es una actividad del momento presente. Así que si gastas tu vida actual inmovilizado por la preocupación que te inspira el futuro más inmediato o lejano, puedes evitar el presente y lo que haya en él de amenaza (responsabilidades, tareas por terminar, etc.)
- Puedes evitar tener que correr riesgos usando tus preocupaciones como excusa para inmovilizarte. Así evitas el riesgo que supone la acción. ¿Cómo vas a poder actuar si estás preocupado con tu problema del momento presente?
- Puedes decir que eres una persona cariñosa o muy amante de los tuyos porque te preocupas por ellos. Es malsano pero da bastante buen resultado.
- Sirven para justificar ciertos comportamientos autofrustrantes. Por ejemplo, si eres fumador verás que fumas más en situaciones difíciles y puedes usar tu angustia y tu preocupación para no dejar de fumar. La preocupación te ayuda a evitar el cambio, que es lo que realmente solucionaría el problema y terminaría con la preocupación ¡Vaya paradoja!
- Las preocupaciones impiden que vivas tu vida. Los angustiados se quedan quietos preocupándose por todo mientras las personas activas y positivas tienen la necesidad de moverse. Por lo que es un recurso muy hábil para mantenerte inactivo porque es más fácil angustiarse que comprometerse con la acción.
- Una intensa preocupación puede provocar úlceras, hipertensión, dolores de cabeza o de espalda y otras dolencias por el estilo, y como resultado obtienes mucha atención de parte de los demás y también autocompasión. Y mucha gente prefiere ser compadecida que realizarse.
¿Te reconoces en alguno de estos supuestos?
¿Son estas 6 ventajas realmente ventajas para ti?
¿Vas a seguir “preocupándote” de esta manera?
Si prefieres prescindir de estas “ventajas” y ocuparte más en la solución que en el problema el camino es comprometerte con la acción.
¿Cómo comenzar?
- Elige esta semana 1 aspecto de tu vida que te «preocupe» en estos momentos mucho y te esté paralizando y afectando a otras áreas de tu vida.
- Analiza qué aspectos de dicha situación están fuera de tu control y sobre cuáles puedes incidir aunque sea poco.
- Haz un listado de acciones que podrías tomar para «ocuparte» en su solución a corto, medio y largo plazo.
- Decide qué acciones del listado vas a realizar y confecciona un plan de acción con fecha y criterios de valoración sobre su seguimiento.
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