Estamos en plenas fiestas falleras cuyo origen centenario se remonta, según la versión popular, a que los carpinteros cada año al llegar la primavera quemaban las virutas, los restos y los trastos que ya no necesitaban la noche anterior al día de San José (19 marzo) el santo patrón de los carpinteros. Estos “montones” de trastos viejos fueron evolucionando y se convirtieron en monumentos artísticos. Hay constancia gráfica de que ya se “plantaban” fallas en el S. XVIII.
Otras investigaciones afirman que su origen se remonta a muchos más siglos atrás, y que derivan de los rituales de fuego que siempre ha habido en la historia de la humanidad y que simboliza la renovación: el fuego destruye las cosas viejas para dejar paso a las nuevas.
Actualmente son auténticas obras de arte efímeras con conjuntos de esculturas que pueden llegar a medir cerca de 30 metros de altura.
Mediante las Fallas se realiza una crítica satírica de la sociedad, de algunas conductas sociales, políticas, económicas, sexuales, etc. con la intención de criticar los aspectos mejorables de la sociedad. Te muestro en las siguientes imágenes los bocetos de algunas Fallas. Esta noche se montarán cada una en su calle.
Existen varios estudios que han relacionado el desorden con nuestro estado de ánimo, elevando los niveles de cortisol, la hormona del estrés. Y es que el desorden en nuestro entorno tanto en casa como en el trabajo puede provocar emociones negativas como angustia, desgana, ansiedad, sensación de fracaso o tristeza.
Tal vez seguimos cargando y almacenando objetos porque desde pequeños nos enseñaron a guardar. Guardamos el vestido de la boda o de la comunión, las cartas de nuestro primer novio, los juguetes rotos de cuando éramos niños, pequeños electrodomésticos que ni funcionan, recibos de luz de hace mil años, apuntes de la Universidad y un sinfín de objetos más.
Un día nos damos cuenta de que en realidad no necesitamos nada de todo ello, muchas veces ni siquiera recordamos que lo teníamos; lo único cierto es que nos ocupan espacio, un espacio que nos es vital para sentirnos a gusto en nuestro hogar y ser capaces de concentrarnos y rendir en nuestro trabajo.
Ha llegado el momento de deshacernos de todos lo innecesario que tenemos en casa o en nuestro lugar de trabajo.
Según Gretchen Rubin, autora del libro Objetivo: Felicidad existen 8 tipos de desorden que no sólo afectan de manera directa a nuestro bienestar físico sino que manifiestan nuestro apego a las cosas, lo que también nos ata a viejas maneras de pensar y limita nuestro campo de acción.
Estos son los 8 tipos de desorden:
- 1.- Desorden nostálgico.
Guardamos lo que en algún momento significó algo en nuestra vida y que ahora nos cuesta soltar. Nuestro primer billete de avión, el boletín de notas de la escuela primaria, el traje de bodas, los dibujos de nuestros hijos cuando eran pequeños …
- 2.- Desorden ahorrador.
Almacenamos objetos que supuestamente pueden sernos útiles pero que luego no utilizamos: cajas de zapatos, bolsas de plástico, tarros de conserva vacíos …
- 3.- Desorden de las gangas.
Todo aquello que compramos en su momento porque tenía un precio super rebajado, pero que luego no utilizamos para nada.
- 4.- Desorden de los regalitos.
Seguro que recordarás pequeños objetos que nos han ido regalando, promociones, detalles de algún evento, pero que están ahí llenándose de polvo sin servir para nada.
- 5.- Desorden de los recuerdos.
Un prenda de ropa, un dibujo, una manualidad … Son objetos que nos recuerdan otras épocas de nuestra vida, se supone que bellas, porque si no ya hubiéramos tirado esos objetos, pero que, aún así, están ocupando espacio y ya no sirven para nada.
- 6.- Desorden aspiracional.
Es todo aquello que compramos con la idea de darle un buen uso en el futuro pero que nunca llegó. Un curso de idiomas en CD, pero ahora preferimos estudiar online. Un pequeño electrodoméstico de cocina que pensábamos que nos iba a convertir en grandes cocineros pero que realmente es un incordio por lo que cuesta de fregar. Un kit de carpintería, y que luego hemos sido incapaces de clavar un clavo.
- 7.- Desorden obsoleto.
Este es más flagrante. Es evidente que ya nos podemos utilizar las docenas de vídeos de guardamos porque no tenemos ni siquiera lector de vídeos. O las famosas páginas amarillas de teléfonos cuando actualmente muy pocos utilizamos el teléfono fijo.
- 8.- Desorden del comprador arrepentido.
A todos nos ha ocurrido comprarnos una prenda de ropa porque pensábamos que era la ideal y luego la hemos mantenido en nuestro armario sin usarla.
¿Qué otros tipos de desorden observas en tu vida?
Lo cierto es que cargamos con muchas cosas innecesarias porque les damos un valor sentimental y una carga emocional. Esto puede convertirse en un problema cuando esos recuerdos generan una gran descarga de energía y se convierten en un apego.
En eso momento casi podríamos decir que tú ya no posees los objetos sino que los objetos te poseen a ti 😉
Fíjate que no se trata sólo de una limpieza del espacio físico, porque puede ocurrir que tengas una gran casa o un desván y dispongas de mucho espacio para guardar cosas.
Pero, ¿y si resulta que ese hábito de guardar cosas inútiles también se extiende a “guardar” sentimientos de rencor, tristeza, miedo, etc?
No te voy a pedir que hagas como hacemos en Valencia con las Fallas y lo quemes todo 😉
Pero sí que revises todas esas cajas que tienes guardadas y te deshagas de todo cuanto aquello que represente un apego a algo del pasado que ya no eres tú, que no te sirve para tu presente y que sea incluso un lastre para vivir más feliz.
Libro Recomendado: «OBJETIVO: FELICIDAD» de Gretchen Rubin.
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