No hay fuerza más poderosa que la necesidad de ser coherentes con lo que pensamos de nosotros mismos.» Tony Robbins
Visitar New York y desear asistir a un show de Broadway suele ser bastante habitual. No soy muy amante de los musicales, por lo que en aquella ocasión me dejé aconsejar y guiar por una amiga a … ¿un espectáculo? ¿una obra teatral? ¿un experimento psicológico? ¿una performance?…
La verdad es que la experiencia de «Sleep No More» no es fácilmente definible.
Imagínate en un hotel de varias plantas de los años 30.
Te reciben en una sala de un cabaret típico del cine negro: hay música de jazz de fondo, una barra donde tomar una copa, mesitas rodeando el escenario, tú estás charlando libremente con tus acompañantes hasta que llega el momento en que todo comienza …
Previamente tienes que aceptar las siguientes 2 condiciones:
-Debes colocarte sobre la cara una máscara rígida blanca.
-No puedes hablar en absoluto en las siguientes horas.
¡Ah! Y previamente has dejado cualquier cosa que llevaras (bolso, abrigo, teléfono, cartera. etc,) en el guardarropa.
Accedes al interior de un ascensor que te lleva a una de
las salas… y a partir de ahí… eres libre de ir donde quieras… a tu ritmo… siempre respetando las 2 condiciones anteriores.
…Hay actores interpretando una escena, puedes quedarte a verlos o buscar otra sala; las escenas se suceden, cuando los actores se marchan, tú puedes seguirles o no.
…La duración es de 3 horas o más, según las vueltas que quieras dar.
La trama es una recreación muy libre de Macbeth de Shakespeare con mezclas del cine de Hitchcock, sin diálogos, por lo que es accesible a cualquier idioma y a tus interpretaciones…
Las salas, pasillos, habitaciones, patios, y muchos más espacios son oscuros, en tu exploración puedes encontrarte diferentes personajes, escenas de amor, escenas violentas, desnudos integrales, luces estroboscópica, rayos láser, niebla… Es posible que un actor interactúe contigo, te coja de la mano y te lleve a una habitación o te ofrezca algo de beber.
Cada experiencia es única para cada persona. Si vas con más personas, es segurísimo que cada una habrá visto diferentes escenas, en diferente orden y saldrá con unas interpretaciones totalmente distintas.
Ver deambular al público enmascarado y en silencio produce un escalofrío casi mayor que el de sentirte solo en eso oscuro hotel entre actores que siguen su guión, un guión que tú desconoces.
Y plantea la duda acerca de nuestra identidad
¿Qué somos sin voz y sin rostro?
Y con la respuesta surge también cierta angustia ligada a la incertidumbre sobre la identidad propia.
¿Quién soy?
A esta pregunta solemos responder con nuestro nombre. Pero, ¿acaso define nuestra identidad un nombre que no tuvimos ni siquiera la posibilidad de elegir?
A menudo añadimos algunos datos biográficos o nuestra profesión: soy médico, nacido en Alicante, especialista en cirugía vascular, autor de cinco libros.
O incluimos elementos de nuestra conducta o de nuestros hábitos: soy aventurero, soy tímida, soy abstemio, soy vegana.
O de nuestras creencias: soy cristiano, soy de izquierdas, soy animalista, soy disidente.
Creemos que de esta manera estamos definiendo nuestra identidad única como personas.
¿Pero, estamos seguros de ello?
Es paradójico que en su origen (griego) la palabra «persona» significara «máscara», haciendo alusión a la usada por un personaje teatral concreto dentro de una obra para expresar un sentimiento de tristeza, alegría, etc, mediante la mueca representada en la máscara.
¿Son entonces todos esos datos y elementos de nuestra personalidad que usamos al definir nuestra identidad como personas más «máscaras» que otra cosa?
¿Cómo podemos llegar a nuestra esencia?
¿Y qué papel tienen mis recuerdos, mis experiencias, mis proyectos o mis deseos en mi identidad?
Pues, mucho, porque la identidad es un fenómeno subjetivo, con un fuerte componente emocional, por lo que también somos lo que creemos que somos.
Sin olvidar que nuestra identidad no es sólo «nuestra», sino que se desarrolla en interacción con otros y es una definición socialmente construida del ser.
En última instancia la identidad es la conciencia de lo que soy. Por lo que cuanto más alto nivel de conciencia alcance más me reconoceré e identificaré conmigo mismo.
¿Qué piensas tú?
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«Identidades asesinas” de Amin Maalouf
«Descubre el Poder que Hay en TI» – UPW Virtual con Tony Robbins (haz clic en la imagen)
Pienso que todo ( me refiero a toda relación con el entorno, incluida mi autoimagen o mi relación conmigo misma), es un constructo mental…en base al acondicionamiento cerebral….pienso que cambiar de autoimagen no es ascender, es pasar de un constructo o otro….ambos totalmente subjetivos.